domingo, 21 de febrero de 2021

Reseña: El Ritmo de la Guerra (El Archivo de las Tormentas IV)


Si podemos decir que 2020 tuvo algo bueno es sin duda la llegada del cuarto tomo de El Archivo de las Tormentas: El Ritmo de la Guerra sin duda era, uno de los libros más esperados por todos los fans de Brandon Sanderson. Pero el hecho de que la editorial Nova consiguiera publicar este volumen al mismo tiempo que su editora estadounidense, Tor Books, es muestra de lo alto que ha llegado esta saga y el mismo Sanderson. La primera tirada se agotó en apenas unos días desde el momento de salida y, actualmente, creo que ya van por la cuarta reimpresión. Una edición que sigue los pasos de sus predecesoras: editada en tapa dura con sobrecubierta, y la portada es la misma adoptada por la edición americana, que corre a cargo del artista Michael Whelan. Pero también se lanzó una tirada exclusiva para Librería Gigamesh la cual traía doble sobrecubierta, por un lado la de M.Whelan y por otra la de la edición búlgara a cargo de Yasen Stoilov. Así mismo también encontramos imágenes en las guardas de los heraldos, en esta ocasión para las guardas delanteras contamos con el arte de Magali Villeneuve y su versión de Pailah y Kelek,  para las traseras tenemos los pinceles de Karla Ortiz y su versión de Nalan y Chanarach. Por otra parte durante la historia también iremos encontrando los bocetos de Shallan entre los capítulos, como una ventana al mundo de los spren y el resto de criaturas que pueblan Roshar. 


Sanderson sigue con su formato de novela coral, retomaremos a personajes ya de sobra conocidos, como Kaladin Bendito por la Tormenta, y Shallan Davar, pero también ampliaremos el rango a personajes con los que el autor apenas nos había traído algunos capítulos e interludios. De esta manera veremos como gran parte la novela le corresponderán a Navani y Ventli, siendo claves, junto con Kaladin en la trama desarrollada en Urithiru. Por otra parte, el segundo arco argumental de la historia será el de Adolin y Shallan, quienes viajarán a Shadesmar en busca de la ayuda de los Honorspren. 

Kelek y Pailah por Magali Villeneuve

La ascensión a protagonistas tanto de Ventli como de Navani puede que defraude un poco a los lectores ávidos de acción, pues en este tomo la acción de batallas y luchas queda relegado a un segundo plano. Con Navani a la cabeza, y a pesar de los peligros en a los que se expone, exploraremos el avance de la ciencia en el sistema mágico de Roshar. Sanderson vuelve con ella a deleitarnos con su desarrollo de los personajes femeninos, una reina, en apariencia perfecta, que no ha sufrido desdicha... El autor dará una vuelta de tuerca a esa apariencia superflua de Navani, exploraremos su consciencia, sus recuerdos, su amplio conocimiento del mundo de la política, y también sus amplios conocimientos de investigación y la erudición. La veremos librar sus propias batallas de inteligencia y perspicacia con la esperanza de encontrar algo que sirva a la humanidad para salir airosa de la situación actual en la que se encuentran.


Por otra parte con Ventli veremos la otra cara de la moneda. La decadencia y el exilio de la sociedad cantora se nos mostrará a través de sus flasback, además de la investigación de las formas de poder del pueblo parshendi y sus primeras interacciones con humanos después de miles de años de pérdida de conocimiento. 


Adolin tendrá un desarrollo más profundo como personaje en esta entrega. Un hombre que ha ostentado el poder, dirigido ejércitos en la batalla y que ahora se ve eclipsado por los poderes de los Caballeros Radiantes, cambiado por completo su concepto de las guerras y de su vida. Lo veremos lidiar con su afán de ser útil para su padre, en una faceta que tendrá que desarrollar poco a poco como es la de diplomático. Así pues Adolin tendrá que abandonar la faceta de soldado para desarrollar otra totalmente diferente. 


La montaña rusa en la que nos subiremos con Taravangian al cual no sabremos situar en ningún momento de la trama, pues la sucesión de días en él es algo con lo que tendremos que lidiar en los interludios. Sus días de brillantez y de estupidez, de frialdad o de emotividad... nos da un personaje redondo y muy complejo, con un baile de lealtades que no sabemos como terminará. Su propia autocompasión o desprecio más absoluto hacia sí mismo en sus días más estúpidos, o su desdén hacia todos los demás en sus días más brillantes podríamos considerarlo un claro reflejo de las dos caras que pueden  tener los efectos de la edad. 

Nalan y Chanarach por Karla Ortiz

Pero no puedo dejar esta reseña sin mencionar a Jasnah y Dalinar, quienes tendrán también su parte en esta entrega, aunque en este tomo es menor, veremos como comienzan a aflorar aspectos de ambos. Jasnah intentando entrar en un mundo de hombres, y Dalinar metiéndose en el mundo dominado por mujeres. Resulta estimulante ver la evolución de ambos en este aspecto, que nos dará algunos diálogos y ponencias deliciosas sobre el papel de hombres y mujeres en la sociedad Vorin, la cual se desvirtúa poco a poco, con Honor muerto y los Heraldos afectados de diversas dolencias mentales, desaparecidos o simplemente cansados de la eterna lucha. 


La psicología va a impregnar las páginas de oscuridad, pues la depresión y estrés postraumático se ven claramente reflejados en Kaladin y Shallan. La presión a la que se verá sometido Kaladin será sofocante, su depresión y la persecución  de esta será aprovechada por sus enemigos, así pues tenemos en el personaje de El Perseguidor un claro simbolismo de la misma. Por otra parte los traumas de Shallan y su desdoblamiento de personalidad seguirá tomando forma en esta trama: Shallan, Velo y Radiante deberán enfrentarse a dilemas que ensombrecerán y dificultarán su viaje por Shadesmar. 


Resumiendo un poco: he necesitado dejar reposar la lectura antes de poder sentarme a escribir esta reseña, ya han pasado dos meses desde entonces y ahora mirando en retrospectiva hay que decir que he hecho bien en dejar pasar ese lapso de tiempo para repasar y analizar con más calma lo que simboliza este libro. El Ritmo de la Guerra tiene un profundo corte psicológico y mental, una forma de reflexión y en parte es un tomo en tono de transición pero culmina con eventos que seran claves para el futuro del Cosmere. Al mismo tiempo da valor a la investigación y pone de manifiesto su importancia para la resolución de problemas y conflictos, pero eso ha supuesto restar ritmo a la trama, y nos da como resultado un exceso de paginado, pues en algunos casos las explicaciones en torno a la luz tormentosa se vuelven un tanto redundantes. No obstante Sanderson hace un gran trabajo, pues responde a preguntas y al mismo tiempo nos plantea otras nuevas, todo sin abandonar la lógica del sistema mágico e incluso encadenándolo con el resto de investiduras del Cosmere, así como su entramado entre los diversos mundos que forman este universo. Todo ello, junto con algunos hilos de la trama sin resolver, hacen que siga manteniendo altas expectativas para el próximo libro.


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