domingo, 25 de abril de 2021

Reseña: La Casa de Cadenas (Malaz: El Libro de los Caídos IV)

Después de haber intercalado algunas lecturas más ligeras de por medio, vuelvo a pegarme la zambullida en  Malaz: El Libro de los Caídos, en esta cuarta entrega La Casa de Cadenas, Nova vuelve a deleitarnos, e igual que sus predecesores, con formato de tapa dura con sobrecubierta y con el mapa de Darujistan en las guardas. No obstante en este tomo ya vemos la aparición de algunos mapas más para complementar y entender mejor la disposición de las ubicaciones que se mencionan, Así pues tenemos los mapas del Centro del Imperio de Malaz, el del Noroeste de Genabackis y un último correspondiente al Oasis de Pan'Arak.


En esta entrega podemos dividir la lectura en dos grandes partes o arcos cronológicos. En la primera parte Erikson nos presentara a un nuevo personaje: el caudillo teblor Karsa Orlong quién probablemente no guste de primeras, sin embargo a lo largo del libro "seremos testigos" de un personaje muy bien llevado. Con este personaje Erikson se ha salido un poco de los términos a los que nos tiene acostumbrados y es que toda la primera parte del libro, las 240 primeras páginas, nos cuenta únicamente las andanzas del Toblakai. Esta distribución, cómo decía, influye en la cronología en la que se sitúa el libro, y es que nuevamente volvemos al punto inicial, es decir, Erikson vuelve a los acontecimientos de la toma de la ciudad de Pale (donde, recordemos, comienzan Los Jardines de la Luna) sin embargo la localización del continente cambia, pues reiniciaremos la historia desde el punto de vista de Karsa con quien viajaremos en busca de hazañas que engrandezcan su nombre ante su tribu.


En la segunda parte del libro el autor vuelve al formato habitual de obra coral, pero además este volumen se encuentra estrechamente ligado a los acontecimientos de Las Puertas de la Casa de la Muerte aunque también mama de las consecuencias del final de Memorias de Hielo, pues la segunda parte comienza justo después de los sucedido en los dos tomos anteriores. De esta manera, y llegados a este punto, la trama se bifurca en varias ramas. Por una parte nos uniremos a la Consejera Tavore a quién la emperatriz ha encomendado sofocar la Rebelión de Siete Ciudades y por otra el Ejército del Apocalipsis de Sha'ik. El Ejército de reclutas de Tavore desandará el camino que hizo la Cadena de Perros de Coltaine, bajo la todavía presente forma del Puño Supremo, con el objetivo de llegar al corazón del desierto sagrado de Raraku para derrotar a Sha'ik. Mientras, en las filas del Ejército del Apocalipsis los caudillos están en conflicto unos con otros, cada uno de los cercanos a la nueva elegida de la Diosa del Torbellino conspira para llevar a buen término sus propios fines para los cuales el propio Raraku se está despertando. 


Cómo ya es habitual el elenco de personajes vuelve a crecer, si bien es cierto que retomamos a personajes ya conocidos: Felisin y Heboric, así como los Abrasapuentes Kalam y Violín, y también al daru Azafrán y a la asesina Apsalar, nos topamos también los líderes del Apocalipsis: L'oric, Leoman de los Mayales e historias que serán claves para la convergencia y explicación llegados al final como son tiste edur Trull Sengar y el t'lan imas Onrack. El punto socarrón y de humor negro lo componen el dueto de Perla y Lostara Yil. Al mismo tiempo vemos como los dioses van desplegando sus cartas. Con la entrada de La Casa de Cadenas a escena vemos como los demás dioses y ascendentes tienen también sus propios planes. Mención especial para Cotillion a quién en este libro vemos de un modo más humanizado y emocional de lo que habíamos visto hasta el momento. 


En conclusión: las tramas se componen de pequeñas historias detrás de las cuales acecha algo más colosal dentro del universo de Malaz, todas ellas irán convergiendo unas con otras para llevarnos hacia el despertar y resurgir de Raraku y también hacia el destino de la Diosa del Torbellino y su elegida. Ningún personaje sobra, ya que cada uno parece desempeñar un papel importante en el gran esquema de las cosas. En algunos momentos puede resultar pesado de leer puesto que nos relatan cosas que a priori pueden parecer inconexas, pero nada queda al azar, la causa y efecto se va viendo llegar a medida que avanzamos en las tramas. Estamos claramente ante una obra de transición, que prepara a los personajes, especialmente a Tavore y a Karsa para lo que vendrá a continuación. Erikson sigue despertando en quién lo lee todo tipo de emociones, desde tristeza hasta grandes momentos de júbilo, nos muestra, también, una lectura plagada de reflexiones y visiones de una, ya no fantasía, sino de realidad cargada de elementos creíbles y bien asentados. En parte es una visión hecha en retrospectiva, pues ya hemos pasado por muchos de los escenarios que se ven en este tomo, simplemente ahora lo vemos desde otro punto de vista y en otro momento, cercano, pero distinto cronológicamente.


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