jueves, 25 de agosto de 2022

Reseña: En las Montañas de la Locura.


Primeramente hay que decir que En Las Montañas de la Locura no es el mejor relato para iniciarse con Lovecraft, pero para los fans supone una de sus mejores obras. Fue escrita entre febrero y marzo de 1931, y rechazada por Weird Tales ese mismo año debido a la extensión de la novela. Sería finalmente publicada en 1936, cinco años después, en Astouding Stories. Forma parte de los "Mitos de Cthulhu". Desde entonces, ha sido reproducido en infinidad de formatos y colecciones. Hoy día se puede encontrar publicadas casi por cualquier editorial, sin embargo en nuestro idioma las más recomendables son las que vienen de la mano de Valdemar, quienes tienen la narrativa completa en dos volúmenes, o Minotauro quienes cuentan con varios formatos pasando por novela gráfica así como por ediciones ilustradas.


Es una novela impregnada de ese estilo único, sus tentaculares criaturas y su particular sugestión psicológica del terror tan "lovecraftiano". Un hombre temeroso, confinado en su casa la mayor parte de su vida, atrapado en un horror creado por él mismo, que murió joven, pero dejó un impacto duradero en el género de terror e incluso más allá de las restricciones de un género.


Escrita con carácter epistolar, se ambienta en las regiones árticas. Uno del los motivos por los que es tan apreciada para los fans es por lo mucho que cuenta sobre la mitología del autor, siendo uno de los que más detalla, al menos de una parte importante, de su amplio universo de innombrables criaturas. Sin embargo también es posible que se haga un poco dura de leer, más que nada porque tiene un exceso de paginado sobre datos que, a día de hoy, se ha demostrado que no son correctos y descripciones las cuales en algunos puntos nos pueden resultar un tanto repetitivas pero que resultan muy evocadoras. Este exceso y reiteración de contenido unido a la terminología de datación temporal de algunos términos obsoletos con el paso del tiempo (cuaternario, comachense, oligoceno, pleistoceno... ) hace que estas partes sean un tanto... sufridas para el lector.

Ilustracion de François Berenger


Sin embargo si es cierto que esta historia difiere bastante de ese gotisquismo, horror cósmico y la sensación de extrañeza a la que el autor nos tiene acostumbrados. Y es que en esta ocasión Lovecraft nos pone en la situación de un científico que narra las cosas de forma muy precisa, aportando gran cantidad de datos sobre la geología de la Antártida, de hechos astronómicos, lo cual otorga un toque muy realista y estudiado a la obra,  para, finalmente, ir entrando, poco a poco, en su aterradora mitología cósmica, aportando más datos y detalles sobre la misma.


La trama se centra en una expedición a la Antártida la cual no llegó a buen término, el narrador nos cuenta y detalla los eventos de primera mano, tal cual él mismo los vivió. El carácter epistolar por el cual el doctor William Dyer recuerda los hechos. Como en Dagon, Lovecraft usa su narrativa para remarcar un sentimiento de desesperanza, y de que no hay escapatoria posible al horror vivido, y el cuál sigue al acecho, así que, pese a haber sobrevivido físicamente al horror, este lo persigue y lo atormenta, siendo evocado constantemente, dejando un terror psicológico patente capaz de llevarnos a la locura. Lovecraft, acosa constantemente a sus personajes, con su ambientación tétrica, su gotiquismo y sus recreaciones en escenarios hostiles en los cuales todo está conectado con lo monstruoso y transciende a su monstruoso legendarium. En este sentido Lovecraft impregna las páginas de ese sentimiento general propio de su tiempo, así como de su descontento general hacia la sociedad. Y, sin embargo, a diferencia de en Dagon, donde la amenaza era puramente mental, Dyer y su equipo están atrapados en la Antártida, dónde la amenaza es física pues se enfrentan duras condiciones climatológicas así como a la posibilidad de terminar perdidos.


Sin embargo y pese a todo, ese exceso de paginado que mencionábamos antes, le da una consistencia muy veraz (siempre y cuando miremos este relato en el contexto histórico en el cual fue escrito) y refuerza cómo la locura y el horror de lo inexplicable puede atravesar y romper una mente científica y racional, como es la de Dyer y Danforth. Como conclusión puedo decir que habrá lectores, sobre todo los que hayan leído poco, o nada, de Lovecraft a los que una parte se les hará bola, pero que, tocando al final, los hechos se precipitan en una vorágine de sensaciones muy bien transmitidas al lector, aportando una fuente muy rica de datos sobre su legendarium, a fin de cuentas que la historia sea contada en primera persona, de principio a fin, con toda la correlación de acontecimiento y poniendo sobre la mesa unas premisas de sucesos y seres extraños crea una empatía entre lector y narrador, dejando una huella perdurable de ese horror en el lector. 


Aunque Lovecraft hace mención constantemente a autores, pensadores y artistas reales, lo mezcla con criaturas, obras y escritos de su invención; haciéndolo formar todo parte de su muy particular mitología y que, constantemente, en sus obras salen mencionados o desarrollados. Es el caso del Necronomicón, de Abdul Alhazred (al que siempre se refiere con el vocativo de el "árabe loco") de los manuscritos Pnakoticos y sobrenatural Tsathooggua.


“Tekeli-li! Tekeli-li"

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