martes, 17 de agosto de 2021

Reseña: Mareas de Medianoche (Malaz: El Libro de los Caídos V)




El vasto mundo de Malaz sigue ampliando sus fronteras, y es que parece que la mente de Erikson no tiene límites para este universo. Nos encontramos en el ecuador de El Libro de los Caídos. Si habéis llegado a este punto de la historia, ya estáis curados de espanto en cuanto a lo colosal del mundo y su gran elenco de personajes. Sin embargo, Erikson no decepciona y en este volumen agrega a un elenco de personajes totalmente nuevo, el tiste edur Trull Sengar es la única cara conocida que encontraremos. Sin embargo, no dejéis que este hecho os amilane a la hora de seguir con la saga, ya que en esta ocasión Erikson nos engatusará con unos personajes que son, todos y cada uno de ellos, una delicia, eso sí, cada uno a su peculiar manera. Además al cambio de elenco tenemos que sumar un cambio de localización. 


En principio, a nivel general, la trama está dividida en dos grandes arcos argumentales por una parte tenemos la trama de los Tiste Edur, que tras siglos de disputas entre las diversas tribus al fin han encontrado una alianza sostenible y duradera bajo el mando del Rey Hechicero Hannan Mosag y por otra la de los habitantes del reino humano e imperialista de Letheras, cuyo gobierno se dedica a extender su mano a todas las tribus y culturas destruyéndolas para anexionar sus territorios sometiendo y esclavizando a sus habitantes. Ambas son las superpotencias de este nuevo continente, el cual permanece aislado del resto del mundo que hasta ahora conocemos, y donde incluso en el sistema de magia se nos presentará de forma diferente; basado en las Losas y las Fortalezas, así mismo nuevos dioses y criaturas observarán el conflicto y su evolución entre ambas fuerzas.


En cuanto a los personajes Erikson vuelve a ofrecer una plétora de hombres y mujeres muy bien construidos, con una procedencia de lo más variada y de diferentes razas y sociedades. Además, y como ya es costumbre, a lo largo de la narración veremos las dos caras del conflicto, en este caso la mayor parte se nos contará a través de los hermanos de la familia Sengar, pertenecientes a los tiste edur, y de los hermanos Beneddit, quienes mostrarán el conflicto desde el lado Letheri. Erickson ha sabido reflejar perfectamente los problemas típicos que, a veces, surgen en las relaciones fraternales como son los celos, envidias y la arrogancia entre hermanos, así como la competitividad entre ellos, pero al mismo tiempo también ha sabido acompañarlo de sus cosas buenas. Mención especial para Theol y Bicho, dos hombres que no son lo que aparentan ser y que pondrán el toque cómico a esta entrega, y es que los delirantes diálogos entre estos dos, así como su interacción con otros personajes, hará que sueltes más de una carcajada. La parte más solemne y reflexiva recaerá en los hermanos Sengar, especialmente en nuestro ya conocido Trull, quién pondrá la nota discordante y hará preguntas en voz alta que nadie más se atreve a formular lo que le granjeará el recelo y la antipatía entre los suyos.


Más allá de lo que ocurre entre el conflicto que es el gran baile de poder entre los imperios letheri y tiste edur tenemos un amplio trasfondo que va ligado especialmente a los tiste edur, y que acabará por salir al final del libro. Esto supone un hecho importante ya que esa trama marca el como se ha desarrollado la cultura tiste edur así como la historia que conocen. Y es que en este caso la historia de este continente se remonta a cientos de miles de años atrás, pero sigue muy viva y veremos cómo afectará a los eventos que discurren a lo largo de la trama y que se extienden más allá de lo que a priori somos capaces de vislumbrar.  Es posible que nos preguntemos qué tiene que ver esta batalla por la supremacía entre ambos reinos tan al margen de lo que está ocurriendo en Genabakis y Siete Ciudades, pero todo llega a su debido momento pues la principal fuerza enemiga sigue operando bajo la superficie de esos eventos los cuales no se limitan a un sólo lugar o tiempo. Así que, aunque esta entrega presenta nuevos personajes y nuevos escenarios, sigue muy conectado con todo lo que vimos en las anteriores novelas, llegando en algunos puntos a sincronizarse con lo ocurrido en Los Jardines de la Luna y Las Puertas de la Casa de la Muerte, de esta manera no perdemos la sensación de familiaridad con el mundo que hay más allá de este nuevo continente.


Sigue sorprendiéndome la habilidad que tiene Erikson para construir y desarrollar sistemas sociales y culturales. Es uno de sus elementos más fuertes, lo cual le permite dar una gran base a todo su mundo, pues pese a la gran cantidad de culturas y civilizaciones que crea, todas tienen sentido por sí mismas independientemente de las otras. Y es que hay un tono sombrío que impregna toda saga, y esta entrega no es una excepción. La sensación de que las personas, en su conjunto e independientemente de su raza u origen, continúan cometiendo los mismo errores, cayendo en las mismas trampas de poder. La vorágine de la búsqueda constante de ese "más" en un ciclo interminable de conquista y destrucción. Hay tanto realismo aplicado a esta saga; la codicia, la corrupción que trae consigo el ostentar el poder, la violación de la naturaleza, la capacidad de las personas para infundir dolor y miseria a sus congéneres y la estratificación de la sociedad que sigue al líder sin cuestionar nada. Una dura critica para la realidad, descarnada, demoledora y descorazonada, y que sin embargo muestra un atisbo de esperanza gracias a personajes más nobles y complejos, que se cuestionan todo, incluso a así mismos. Ese es, quizá, el acto más noble y heroico de todos.


Breve mención para la Guardia Carmesí que aparece también durante la historia, y su trama es de las que más me ha gustado y llamado la atención, gracias a esta pequeña subtrama comprenderemos muchas cosas sobre el sistema de magia que impera en el mundo, pero, al mismo tiempo, también se nos plantearán otras cuestiones. 


En definitiva después de cuatro volúmenes en los que se nos presenta uno de los mundos más profundos y envolventes del género fantástico, y de establecer a uno de los elencos de personajes más grandes y diversos dentro del mismo con una gran complejidad y alcance, Erikson no duda en introducirnos un elenco y escenario totalmente nuevos, lo que puede parecer un paréntesis en la saga, pero que no obstante va ligado a los anteriores libros por unas sólidas hebras de interconexión. El ritmo de la trama, pese a ser un poco lento en un principio, va ganando en intensidad especialmente en su tramo final, y que culmina en uno de los finales más brutales e irónicos de la saga. Pues, a medida que las tramas convergen, encontraremos momentos agridulces y de una explosión de sentimientos encontrados que nos dejarán con las ganas de saber que ocurre después (fui incapaz de leer otra cosa entremedias de este volumen y Los Cazahuesos). Voy a considerarla una novela de refresco y que hace que puedan leerse La Casa de Cadenas, Mareas de Medianoche y Los Cazahuesos consecutivamente sin resultarnos pesado.

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