lunes, 24 de febrero de 2020

Reseña: La Luna Negra


Había dejado de leer literatura juvenil ya que últimamente todo me sonaba a lo mismo, pero al caer La Luna Negra en mis manos, y tratarse de una historia corta me animé a leer. Además después de haber estado enfrascada en lecturas mucho más largas y complejas me he encontrado con que La Luna Negra ha sido un refrescante viaje que me ha dejado con muy buen sabor de boca.

Nos encontramos ante una historia que mezcla la ciencia ficción con algunos elementos más propios de la fantasía y los cuentos tradicionales. Por mucho que pueda resultar una combinación poco habitual, se entremezclan de una manera fluida, introduciéndose poco a poco a lo largo de la lectura.

Escrita con sencillez, nos encontramos con una novela de supervivencia al uso, donde somos transportados al planeta Cristal XVIII, un lugar helado y con unas condiciones para la vida extremas, al borde del sistema conocido, dónde las posibliddades de supervivencia fuera de las grandes cúpulas de las cuidades son mínimas. Y las pocas ciudades que quedan se encuentran al borde de la extición y el colapso energético. Con estas premisas se nos presenta la ciudad de Vincula la cual, con una población cada vez más reducida y tras la llegada de una misteriosa forastera, decide emprender un viaje hasta la nave de ésta buscando la oportunidad para salir del congelado planeta.

La narración se vuelve truculenta en algunos puntos, insinuando muchas cosas pero dejando al lector hacer sus propias conjeturas sin entrar en demasiados detalles. Con una acción constante y rápida viajaremos por el planeta Cristal, curiosos de ver con qué se topan los protagonistas en esas tierras heladas. Siemrpe rodeado por un halo de misticismo iremos viendo que las cosas no suceden porque sí, y  el conjunto de estos elementos harán que la lectura no pierda fuelle.

Publicada en 2019 veremos que es una edición muy limpia y cuidada, con una trama constante y que termina bien hilada. Los personajes que nos presentan son de corte sencillo y de un rango de edades variados, tenemos desde niños, a líderes adultos, pasando por jóvenes deseosos de novedades. Quizá la historia hubiera sido más redonda si los personajes exteriorizaran más sus sentimientos, lo que provoca que no terminemos de empatizar del todo con ellos.

En resumidas cuentas nos encontramos ante una novela breve, donde la acción transcurre deprisa pero no por ello hace mermar la historia. Los detalles más escabrosos los dejan a la imaginación del lector y los personajes, pese a que cada uno cumple su función, resultan muy herméticos  y nos permite ver el drama real de cada uno de ellos excepto en algunos momentos concretos. Con una prosa sencilla y directa, es perfecta para desconectar de las lecturas habituales pasando un rato entretenido.

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