Tras la intensa campaña de marketing en redes, temía que esta nueva obra de Abercrombie fuera “mucho ruido y pocas nueces”. Por suerte, no ha sido así: Los diablos es una lectura ligera, entretenida y con todo el sello característico del autor.
Editado en español por el sello Lee Runas de Alianza Editorial, cuenta con la traducción de Manu Viciano, nos encontramos ante un volumen de unas ochocientas páginas en tapa dura con sobrecubierta.
Se trata de una obra coral en la que Abercrombie vuelve a demostrar su talento para meterse en la cabeza de sus personajes, aderezando todo con su habitual dosis de ironía y sarcasmo. Su prosa es ágil y cercana, fácil de leer y sin florituras; visceral en los momentos clave y directa, marcando un ritmo constante que te atrapa desde el inicio. La acción es constante, con capítulos breves que siempre aportan algo: ya sea entretenimiento puro o elementos que enriquecen la trama. No hay lugar para el aburrimiento. Sin embargo, se percibe un patrón narrativo repetitivo a lo largo de la obra, bastante marcado, que resta algo de frescura.
Uno de sus puntos fuertes es la mayor presencia de mujeres en la trama respecto a libros anteriores. Encontramos protagonistas fuertes, con una pizca de romance homosexual y picardía, bien integrada en la evolución de los personajes sin robar protagonismo a la historia principal.
El libro podría funcionar perfectamente como autoconclusivo: cierra bien y no deja demasiadas puertas abiertas. Aun así, es ideal para iniciarse con el autor, pues concentra sus señas de identidad: violencia desenfrenada, humor negro, ironía y una excelente caracterización de personajes.
La historia se siente como una pequeña odisea, con una carga moral y filosófica ambigua donde el bien y el mal se entrelazan y nada es lo que parece. La narración de Abercrombie es sencilla y directa, sin abusar de descripciones ostentosas ni recargadas, lo que hace que sea fácil sumergirse en la lectura. El worldbuilding, de corte medieval europeo, es simple pero efectivo, aportando familiaridad sin sobrecargar la narración.
En definitiva, Los diablos engancha gracias a su elenco de demonios tan humanos como fascinantes, su ritmo constante y el humor afilado que tan bien maneja Abercrombie.
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