sábado, 10 de septiembre de 2016

Trilogía de las Guerras Husitas (Andrzej Sapkowski)


Las cruzadas, un concepto que habitualmente hace a nuestras mentes volar a Tierra Santa, a Jerusalén, región que a lo largo de varios siglos fue testigo de los combates que protagonizaron ejércitos de guerreros cruzados provenientes de los reinos europeos, con la bendición de reyes y papas, y musulmanes asentados en aquellas tierras. Aunque a juicio de la Iglesia de Roma, la defensa de la Fe Verdadera y la conquista de los territorios sagrados debería ser aliciente más que suficiente para que todo hombre capaz y temeroso de Dios se uniera a las cruzadas contra los infieles, lo cierto es que no faltaban motivaciones que movieran a los guerreros a jugarse la vida a miles de kilómetros de sus hogares en territorios hostiles: la oportunidad de obtener riquezas por medio de saqueos, la obtención de títulos, tierras e incluso el perdón a crímenes y pecados.

Pero lo cierto es que no todas estas cruzadas se llevaron a cabo en Tierra Santa. El este de Europa y la Península Ibérica también han sentido las pisadas de los cruzados marchando hacia la guerra. Y aunque muchos de estos conflictos se iniciaron con el objetivo de expulsar a los musulmanes de las tierras cristianas, en ocasiones otros colectivos se convirtieron en objeto de la ira de Roma, incluyendo casos en que los señalados eran cristianos, que por unos motivos u otros chocaban con la todopoderosa Iglesia. Uno de estos casos fue el de los husitas.

Un siglo antes de que Martín Lutero convulsionara el catolicismo con el movimiento protestante, la cristiandad se enfrentó al desafío que supuso el husismo. Este movimiento tiene su origen en la figura del predicador Jan Hus, quien, al margen de sus diferencias en la interpretación de la Biblia y la liturgia, realizó en vida una feroz crítica a la Iglesia por la excesiva acumulación de riqueza, intrusión en los aspectos puramente políticos de los países europeos y la corrupción imperante en su seno. Como no podía ser de otra manera, Hus fue tildado de hereje y ejecutado, convirtiéndose así en mártir. Inspirado por sus palabras, el movimiento husita arraigó en la región de Bohemia y provocó un cisma ante el orden religioso y social y al cual la Santa Sede respondió con la fuerza.

En este contexto se inspira la Trilogía de las Guerras Husitas, del escritor polaco Andrzej Sapkowski, conocido principalmente por la saga de Geralt de Rivia, que cuenta las aventuras de un brujo cazador de monstruos en un mundo de fantasía. Si en esta saga Sapkowski nos muestra un mundo de fantasía inspirado en la Europa medieval, pero con unos tintes muy realistas, en las que las descripciones de las intrigas y juegos políticos de la alta sociedad; los campos de batallas en los que casi podías oler el hedor de la sangre, la mierda y la putrefacción; las acertadas imágenes de las míseras poblaciones rurales y las sucias callejuelas de las ciudades, a veces te hacen olvidar que estás leyendo sobre un mundo de magos, hechiceras y cazadores que espada de plata en mano dan cuenta de estriges, necrófagos y basiliscos; en las Guerras Husitas tenemos mucho de lo primero, pero sin perder del todo el componente fantástico.

Esta trilogía da comienzo con Narrenturm, que literalmente significa torre de los locos, en referencia a los emplazamientos en los que durante la Edad Media se encerraba a todo aquel que era calificado como tal, y nos cuenta las aventuras y desventuras de Reinmar de Bielau, más conocido como Reynevan, un joven estudioso, conocido médico en la región de Silesia. Además, Reynevan tiene conocimiento de las artes arcanas y es un usuario practicante de la magia, pese a los peligros que conlleva ser acusado de brujería a la Inquisición, y con sociedad crispada por los rumores de una nueva guerra y ansiosa de encontrar un chivo expiatorio a quien culpar de todos sus males nunca faltan delatores. Su afición por seducir mujeres le provocará un conflicto con una poderosa familia noble que le obligará a la larga a involucrarse, para poder salvar su vida, en un mortífero juego de espías que pondrá a prueba sus ideales e ingenuidad juvenil mientras se oculta de mercenarios, agentes de la Inquisición e individuos aún más siniestros y escurridizos.

A lo largo de esta novela y su continuación, Los Guerreros de Dios, viajaremos a través de una Europa en guerra y de la historia junto a Reynevan y sus compañeros: Scharley, un monje que en realidad es un auténtico truhán, pero aun así forjará un auténtico lazo de amistad con Reynevan; y Sansón Mieles, un ser que, literalmente, es de otra esfera. Este singular trío recorrerá la región de Silesia y más allá, metiéndose en mil follones y a menudo viéndose obligados a huir a toda prisa, tan solo para caer nuevamente en una situación más comprometida que la anterior. Con su magnífica prosa, en la que el humor es un elemento recurrente, Sapkowski nos narra sus encuentros con un elenco de personajes de lo más variopinto, donde no faltan sacerdotes, nobles, caballeros, bandidos, caballeros bandidos, brujas, figuras históricas y criaturas surgidas de los mitos y las leyendas. Hasta encontraremos guiños a horrores abominables e indescriptibles largo tiempo dormidos procedentes de más allá del espacio y el tiempo conocidos.

Las Guerras Husitas suponen una demostración de que la narración histórica, detallada y bien documentada, no está reñida con el género fantástico y que por encima de todo viene a tratar temas y conflictos muy humanos. La lectura invita, especialmente en la segunda novela, a una profunda reflexión sobre la guerra y la justicia de las causas que se defienden y por las que se lucha.

La trilogía conformada por Narrenturm, Los Guerreros de Dios y Lux Perpetua está íntegramente en castellano, publicadas por sello Alamut, quienes ya nos habían brindado otros libros del autor, como Geralt de Rivia o Vívora.

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